18 noviembre 2006

Hiperhipoteca

Javier Castañeda en La Vanguardia
Una nueva vuelta de tuerca a los tipos de interés ha situado al Euríbor en su cota más elevada desde junio de 2002. De paso, ha dejado raídos y como un colador los ya de por sí maltrechos bolsillos de tantos y tantos españoles que viven bajo el pesado yugo de una hipoteca. Estranguladas hasta la asfixia, muchas familias ya destinan más de la mitad de sus salarios a devolver al banco los préstamos que les conducirán a la propiedad de unos metros de suelo. (...)

El otro día tomando un café un amigo bromeaba al decir que pronto los padres, en vez de dejar una casa como herencia a sus hijos les dejarían -con una mezcla de orgullo y resignación- sólo una parte: "aquí os dejamos dos tercios del préstamo hipotecario pagado, sólo tenéis que intentar pagar el tercio restante y ya tendréis una vivienda en propiedad". Así entre bromas y café, la mejor receta para que el tema no se atragante, inventó la "hipoteca-herencia". Obviamente no hay novedad alguna en transmitir una deuda, pues de hecho muchos legados están llenos de ellas. Lo que resulta digno de admiración es ver cómo, en las antípodas de intentar resolver el problema real -la inaccesibilidad a la vivienda en relación al poder adquisitivo medio- el mercado se estruja la mollera en diseñar productos para que no se les escape ni una migaja del pastel. (...)

No se fíen de pronósticos amables: la fotografía no es nada halagüeña. Al margen de los más de 30.000 "sin techo" contabilizados por Cáritas en España, hay muchos otros que, dada la coyuntura laboral y sus perspectivas, no podrán comprar ni la casita de "Los Diminutos" y sólo les queda soñar los domingos con ganar un loft en un sorteo por sms. Igualmente acuciante resulta la situación de tantos otros que, una vez embarcados en este viaje sin retorno, en esta neoesclavitud posmoderna que haría las delicias del mismísimo Marqués de Sade, comprueban que los únicos medios con que cuentan para hacer frente a este desaguisado económico, son una batería de propuestas financieras dignas del Profesor Bacteria que, lo único que hacen, es pintar con adjetivos seductores (compartida, recargable, remunerada y joven), el yugo de la hipoteca para seguir invitando al respetable a endeudarse de por vida. Como dice mi amigo Pepe, "vi luz al final del túnel pero era otro tren que venía de frente".

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